Varias veces he intentado expresarme oralmente pero por alguna razón (seguramente culpa de los dioses) las palabras me salen atropelladas, torpes e ininteligibles. Por eso procuro cerrar la boca cuando tengo que discutir, claro que eso ocasiona que guarde todo como en una olla de presión, que al final explota en forma de atropellada, torpe e ininteligible arenga.
Esto lo tuve muy presente hoy mientras mi jefa nos pedía a mi y a mis dos compañeros de área apoyo para el cierre de mes. Pedir es una palabra bastante suave para su forma de hablar, exigir sería más próximo a lo que hizo. Enseguida la niña berrinchuda y rebelde que hay en mi saltó para gritarme en el interior mientras saltada del cerebro al corazón y a las vísceras para que le hiciera caso: “Dile que no. Dile que el apoyo es opcional y bidireccional. Dile que…” pero afortunadamente mi boca no se abrió más que para tomar aire. No es que no me sepa defender, sino que la niña esta interrumpe el correcto funcionamiento de las neuronas que conectan el habla con la boca, estoy segura que de no reprimirla, esta boca habría vomitado un montoncito de palabrejas mezcla de groserías con esa bonita ironía que a veces se me escapa y que tanto parece disgustar a la capataz.
Eso me lleva a mi otra reflexión: la figura del mexicano agachado. Después de la junta en la que se nos “pidió” apoyo, los tres empleados nos sentamos en nuestros lugares y los tres estábamos fulgurando de rabia. Se me ocurrió preguntar qué íbamos a hacer y la respuesta de mis compañeros fue “¿Para qué hacer algo? Sabemos que no nos van a hacer caso”. Sentí las mejillas encendidas por el coraje “¿Qué vamos a hacer?”, les dije “¡Hablar! Decir que no, la justicia no nace, se crea” y a esto siguió media hora de regaños de mi parte hacia la suya y hacia su progenitora. Porque yo, como en el pasado, podría autonombrarme representante del área y protestar sola, teniendo como resultado una imagen de empleada conflictiva y non grata, con sus consecuentes castigos.
Sopesando las dos situaciones, la de creerme heroína y la de ser una más de los agachados, considero que salgo perdiendo si defiendo mis derechos ¿Por qué tiene que ser así aquí en México? ¿Y cómo puedo no ser una agachada sin recibir castigo? Sigo meditando al respecto.